El crecimiento de la cirugía estética facial y sus efectos

La cirugía estética está viviendo un crecimiento muy acelerado, hoy en día la cantidad de personas que mejoran mediante un procedimiento quirúrgico se duplica cada pocos años, debido a diversos factores: aumento de la oferta y del número de cirujanos, una mayor expectativa de vida, la moda juega un papel importante, abaratamiento de los costos por pseudocirujanos, mayor calidad de vida, procedimientos menos agresivos, etc.

Sin embargo, esto está produciendo una serie de fenómenos contraproducentes que afectan en forma negativa a los pacientes que buscan realizarse procedimientos de cirugía estética de la cara y el cuello, principalmente la Rinoplastía.

Uno de los grandes problemas que tienen que librar las personas que desean realizarse alguna cirugía cosmética, es la abrumadora oferta de clínicas y médicos que no se han especializado en procedimientos quirúrgicos que por precios bajos e incongruentes ofrecen al público cambios estéticos, “cirugías sin cirugía”, sin hospital, sin dolor, en el consultorio, etc.

En la actualidad, la COFEPRIS y la Secretaria de Salud tiene perfectamente definidos los criterios, las características de los quirófanos y las técnicas aceptadas en cirugía estética o reconstructiva de la cara y cuello, estos procedimientos, a su vez están avalados por los consejos, academias y asociaciones en México, contando con el consenso de organismos internacionales. Los sitios para realizar cirugías, deben estar certificados por la secretaria de salud y no deben ser consultorios comunes que no cuenten con esta autorización.

No es posible que ya en el siglo XXI, tantos pacientes terminen con grandes problemas, aun sabiendo que quienes les operan no son especialistas y con mucha frecuencia ni siquiera son médicos, aun así aceptan que les realicen procedimientos en condiciones antihigiénicas y con materiales o implantes no aprobados para uso médico, por ejemplo las famosas bioplastias o inyecciones en la nariz y la cara con aceites y líquidos no autorizados por la Secretaria de Salud, realizados por médicos generales sin una especialidad, que esta no equivale a una maestría.

Exíja siempre a su cirujano la certificación por el Consejo de su Especialidad y llame al mismo consultando de la validez de su certificación, cualquiera puede obtener una cedula profesional, un diplomado o una maestría a “distancia”, pero no cualquiera es certificado en su capacidad por el Consejo que le corresponda, mismo que debe tener un certificado de idoneidad por el Consejo Normativo de Especialidades Médicas (CONACEM).

Confíe su cara a el cirujano facial, él sabrá orientarle sobre los procedimientos y la mejor opción